En un contexto donde el contrabando sigue afectando gravemente a los productores agrícolas de Paraguay, el ministro de Agricultura y Ganadería, Carlos Giménez, abordó las demandas de los productores frutihortícolas.
Durante la entrevista, se destacó la solicitud de los agricultores de crear una mesa de trabajo para combatir el ingreso ilegal de productos, un problema que amenaza la sostenibilidad de la producción nacional.
Los productores denuncian que el contrabando, especialmente de frutas y hortalizas provenientes de Brasil y Argentina, ha generado una competencia desleal que afecta sus ingresos y pone en riesgo la estabilidad del mercado interno.
Según un informe de PotatoPro de 2023, mercados como el de Abasto en Asunción han sido señalados como puntos donde productos ilegales son «legalizados», profundizando las tensiones entre productores e importadores. Este problema no es nuevo: en 2021, Poultry World reportó que hasta un 30% de la producción avícola paraguaya se veía afectada por el contrabando, evidenciando una problemática sistémica que también impacta a otros sectores agrícolas.
Giménez aseguró que las autoridades están tomando medidas más estrictas. «El control va a ser mucho más exigente todos los días, vamos a estar atentos. Tenemos muy buena producción nacional», afirmó el ministro. Además, destacó que desde la segunda quincena de mayo, la producción local ha incrementado, lo que permitiría cubrir la demanda interna y reducir la dependencia de importaciones. Sin embargo, reconoció que el contrabando sigue siendo un desafío, especialmente porque los productos de Brasil son más baratos, mientras que desde Argentina ingresan debido a la insuficiencia temporal de producción local.
El ministro también detalló acciones recientes en colaboración con el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (SENAVE) y la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT), como la suspensión de permisos de importación a partir del 12 de mayo, para proteger a los productores locales. «Estamos coordinando bien las acciones, pero necesitamos que los controles en frontera sean más efectivos», señaló, mencionando la participación de la Armada en estas tareas.
A pesar de los esfuerzos, los productores insisten en que las medidas deben ser más contundentes. «Siempre los productores van a estar reclamando de esa manera, porque obviamente van a buscar vender a mejor precio. Pero por otro lado, tenemos que cuidar el precio de oferta y al consumidor final», explicó Giménez, subrayando la necesidad de un equilibrio entre los intereses de los agricultores y los consumidores.
El tema del contrabando en Paraguay no es aislado. Según un artículo de 2022 del Center for Public Integrity, zonas como Guaíra, en la frontera con Brasil, son corredores clave para el tráfico de productos, desde cigarrillos hasta drogas, lo que evidencia la magnitud del problema. En el caso de los productos agrícolas, la falta de controles efectivos y la corrupción han sido señaladas como factores que agravan la situación, un desafío que el Ministerio de Agricultura busca abordar con una planificación más estratégica de la producción anual.
Por su parte, Giménez resaltó iniciativas para promover una producción sostenible durante todo el año, especialmente en hortalizas, con el objetivo de estabilizar la oferta y reducir las oportunidades para el contrabando. «La producción sostenible de la agricultura familiar es la que nos va a ayudar a controlar este tipo de cosas», afirmó, aunque señaló excepciones como la cebolla y la papa, que siguen siendo más vulnerables.
Mientras tanto, los productores frutihortícolas esperan que la mesa de trabajo propuesta sea un paso concreto hacia soluciones reales. Con una producción nacional en crecimiento y precios en góndolas que, según el ministro, «están relativamente buenos y tienden a bajar», el sector agrícola paraguayo busca recuperar su competitividad y garantizar un futuro más justo para quienes dependen de la tierra.