Esta decisión se produce después de que Guinness suspendiera a mediados de enero las solicitudes para los títulos de perro con vida más viejo del mundo y de más longevo de la historia hasta que se resolvieran las dudas sobre Bobi, formuladas por varios veterinarios que no creían que pudiese haber vivido tanto tiempo.
Ante estas denuncias, la organización encargada de certificar los récords mundiales decidió abrir una investigación, que ha incluido la revisión de documentos, búsqueda de nuevas pruebas y la consulta con expertos y las personas que presentaron la candidatura de Bobi.